El banquillo

Podemos imaginar la vida como un partido de fútbol durante el cual la mayor parte del tiempo nos encontramos sentados en el banquillo. De vez en cuando, nos sacan a calentar a la banda con la esperanza de que tengamos que salir al terreno de juego sustituyendo a algún jugador titular. Pero, generalmente, suele ser una falsa alarma y regresamos al banquillo; aunque quizás hayamos salido a jugar alguna vez con la inconsciencia de quien no cree estar haciendo algo decisivo. Quizás, por ponernos hipotéticos, hayamos hecho una buena jugada, puede que nuestro juego haya sido consistente, incluso, quién sabe, hayamos marcado un gol y rozado la gloria. Sea como sea, siempre volvemos al mismo asiento conocido del mismo banquillo al que nos hemos acostumbrado y que consideramos nuestra casa, nuestro cómodo hogar. El partido transcurre y nosotros hemos estado allí pero hemos estado en otro lugar que, por más que quisiéramos, no podemos compartir con nadie. Hemos estado dentro de nosotros mismos y no sabemos nada de lo que había allí. Ni sabemos regresar. 








Comentarios

Entradas populares